el invierno me saló me convirtió en estatua me petrificó me robó el deseo me entregó a Morfeo me despeinó por días me enfangó los pies me estragó las tripas me cortó los dedos me mordió las uñas me secó los ojos me fundió los sesos me besó la muerte me enfrentó a mi misma me llenó de nada me embarró de mierda me montó en su espalda me cambió el nombre me escupió la cara me jodió la vida
Con la esperanza de que algún día no haya necesidad de esa distinción en el calendario.
¿Cuán sexy soy? Hay días que me levanto y digo que fea soy; hay otros, la mayoría, que me encuentro la mujer más bella del universo. Estos últimos; me peino, maquillo, uso lentes de contacto aunque me duelan los ojos pero no, no es suficiente.
He cambiado mi modo de vestir, he comprado ropa nueva, me visto como de revista y en ocasiones tengo mi propio estilo pero no, no es suficiente.
He moderado mi alimentación, hago ejercicio, busco tener y tengo un buen cuerpo pero no, no es suficiente.
Abrir las piernas, ¡dizque para complacer!
¿Qué tipo de maquina soy? ¿Qué modelo de sex machine soy?
¡No soy una máquina!
Disfruto mi vida sexual pero no, ¿cómo va a ser? ¡si es nula!
¿Nula de qué? Si no pasa un ocaso sin que nuestros cuerpos se encuentren pero no, no es suficiente.
Dicen que para mantener una relación hay que ser misteriosa, sexy, atractiva y ¿qué soy? Al parecer, por más que intento no llego. ¿A dónde? No lo sé.Quizás, a la mujer utópica llena de frescura y vitalidad, amante de la energía y cultivadora del deseo.
¡Esa mujer! ¿Quién es? ¿Dónde está? Si la encuentras dímelo y dile de mi parte que la envidio pero, no por ser ella; sino por poder ser quien los demás esperan que ella sea. A esa mujer, avísale que arruina mi vida porque por más que trato y trato y trato no le llego ni al tobillo y me duele, porque quiero ser perfecta ¡y no lo logro!
Dices que hacen falta más cosas en una relación.
¿Acaso hacer el amor, salir a comer, ir al cine, ir al gimnasio, disfrutar la vida, conversar como amigos, ser amigos, planificar el futuro, saborear mantecado, querer ir a Nueva York, querer viajar el mundo, desear tener hijos, amar y desear el perro que nunca te ha gustado, jugar pelota, baloncesto, volleyball, natación, volar chiringa, viajar juntos, llorar de alegría y de tristeza, consolarnos, abrazarnos, mimarnos, molestarnos, despertarnos y en ocasiones dormirnos, viajar en carro, ir a la playa, correr four track, volar en parasailing, vernos desnudos, tocar y desear nuestros cuerpos y sobretodo amarnos no es suficiente?
Digo si hace falta algo más que eso avísame porque, debo buscarlo a la luna.
Pero no, no soy astronauta.
7 de noviembre de 2001/revisado y editado por misma el 4 de marzo de 2010.
Soy una romántica empedernida y viciosa de lo cortavenas. Me encanta la música de tríos, los bolerazos de la Z, las divas; Ana Gabriel, Rocío Jurado, La Durcal, Isabel Pantoja y la Yolandita de los '80. Me fascina la luna llena, las noches estrelladas y pienso que nadar en la laguna "fosforecente" de Vieques a las 3am es riquísimo. Amo escribir y leer me da paz. Disfruto dibujar corazones, lo confieso, los dibujo en mi libreta de escritos. Las flores también me gustan ¡como aquella que recibí en la barra irlandesa, dejé secar en el libro y no la monté en el avión porque fue un pedazo de la aventura! o ¡Aquellas que llegaron de sorpresa al Colegio donde trabajaba!
Soy una romántica que no le ha encontrado lo romántico a San Valentín. Sí, lo celebro...pero, virgoniana al fin, tengo mis... mmm...comentarios.
Este día es una rutina social.
Veámos.
En escuela elemental SanVa es sencillo. La fiestecita se resume al buzón de la amistad; ese que la maestra forra con papel dorado y le pega corazones de constrocshon peiper. Las actividades, casi siempre las mismas; cashual dei, intercambio de postalitas y empache de chocolates. Todos los estudiantes participan y reciben igual cantidad de regalitos; la maestra se encarga previamente de enviar una cartita a los padres con las "instrucciones" para evitar el lloriqueo y los mocos. (Ella ha llorado lo sufiente y no le quedan kleenex.)
En escuela intermedia ya la cosa se complica...llegan los arreglos florales y bombales de los novios. Los chicos, esperan con ansias a las nenas y les hacen entrega (algunos en el portón al lado de la guardia, otros en el salón) de un arreglo que cuesta un ojo de la cara... Ella recibirá como 20 de esos. Y habrá chicas que no recibirán nada. Las maestras solo intervienen para consolar las lloronas y mocosas que fueron plantadas. (En este nivel comienza la empatía y se traza la línea que divide las mujeres de los malparidos.)
La escuela superior es el epítome de la competenecia. La chica que en intermedia recibió 20 arreglos ahora quiere 25 y la que no recibió ni una postal de Pound Puppies no va a la escuela ese día. Las maestras no intervienen; porque las chicas lloronas y mocosas duermen el día entero esperando que sea el 15. (El nivel de ausentismo de maestras es absurdo, se quedan en sus casas para ver películas rositas y comer mantecado de chocolate...también esperan por el 15.)
En ese nivel hay otro tipo de chicas; la que recibe regalos pero no quiere ir a la escuela. Esa era yo. Nunca llegué a mi casa con las manos vacías; recibí flores, peluches, chocolates, lovegrams, incluso, tuve un amigo secreto que me escribía preciosas cartas de amor y me regaló un dije de corazones para una cadena. No miento, siempre me regalaban y aun asi mis papás me tenían que obligar a ir a la escuela ese día.
No me gustaba el alboroto de los besos, las personas vestidas de rojo, la competenecia de los regalos, el revolú de los pétalos sueltos por el piso, me daban lástima las declaraciones de amor no correspondida y detestaba los mocos y el lloriqueo. Todo eso resultado de la rutina de SanVa. No era malo; era predecible.
Y hoy ¿cómo es? Es casi igual pero, debo confesar que en ocasiones me he unido al grupo de las mocosas y lloronas y he deseado estar en kinder recibiendo postales de BatMan. También he convertido chicos en mocosos y llorones...
He llorado, vivido y amado...todo eso el resto de los 364 días del año...¡Cupido no tuvo nada que ver!
El amor no depende de fechas. Es ridícula y deliciosamente rico; sentirlo, beberlo, comerlo, hacerlo...es algo fuera de este mundo. Bailar enamorados no tiene precio. Mirar los ojos de un chiquitín, abrazar a tu abuela, besar a tus papás, pellizcar a tu "mitad"... ¡Yummy! Entonces, ¿por qué meterlo en la agenda? No lo sé y nunca lo sabré pero, me voy ... mi alarma sonó y dice "Feliz Día de Vivir"...
Te pienso y no te escribo; esta vez no quiero testigos, ni que sepan lo que siento, ni como brinca mi corazón cuando te veo.
No te escribo, porque pensarte me duele y me lleva el alma, y me hala y me desespera y la espera por tí, -que aunque presente- estás ausente, me quema.
Pero, me atrevo, dejo atrás la cobardía, me lanzo al infinito y viajo.
Viajo más alla de los lugares visitados, viajo a dónde iremos, viajo a dónde fuimos, viajo a dónde estás, donde quiera que sea.
Te espero, no tardes. La vida es corta y aunque los sueños son eternos, la carne desaparece en el ardor de la espera.
Te pienso y no te escribo, porque esto es más que eso.
¿Cómo es que pierdo tanto tiempo esperando tu llamada?
¿Será porque creo que piensas en mí?
Pero, no. No lo haces. No piensas en mí. Porque si lo hicieras no tuviera que esperar; porque si quisieras estuvieras presente, y en vez de escribir te estuviera besando. Por eso sé, que no piensas en mí; no porque el teléfono no suena, sino porque no estás aquí.
En Puerto Rico, la semana pasada, no paró de llover.Vivimos extensos días de capas, sombrillas, mojadas...mmm y mojones...bah! En medio de chubascos y aguaceros –y, reconociendo que debemos continuar con nuestros quehaceres- un amigo y yo nos aventuramos y realizamos alrededor de 18,000 diligencias en un solo día.
Comenzamos temprano, y como a las nueve de la mañana ¡en la tercera gestión del día! estábamos metidos en un estacionamiento multi-pisos...de esos interminables...cuando vimos un rotito pa'meter el carro. La particularidad de la maniobra estacionativa; debía bajar una cuesta y luego subirla en reversa.
¡No! el horror llegó. Mis manos empezaron a temblar y a sudar. Sentía mi corazón latir fuertemente. Las células de mi cuerpo querían quitarse la ropa y salir corriendo.A lo lejos, escuché a mi amigo decir “coge ese parking".Yo sólo balbucee: “lo voy a intentar”.
He aquí el intento…
El vehículo se esbocó pa’l frente; confundí los pedales, grité ¡no puedo, no puedo! y –en la cuesta- lo puse en “P”.Mi amigo me miró con ojos de pesca’o de freezer “¿qué tú haces?” fueron sus palabras; “no quiero, no puedo, no quiero…me estás sacando de mi elemento”.
"Avanza, dale, que viene otro y lo coge" –ripostó él. "Dale, acomoda el carro; mete el freno, pon la reversa y poco a poco aceleras...no pasa nada" – añadió.
Y así fue como por primera vez subí una cuesta en “R”.
Esa mañana hice algo más que guiar en reversa.
En cualquier otra ocasión hubiera desistido de estacionarme allí y, sin pensarlo mucho, buscado otro espacio en el multipisos. Hubiera dejato ese rotito’e parking atrás y dado vueltas y vueltas y vueltas hasta encontrar uno fácil de entrar. Logré vencer un miedo.
¿Cuántas parkings complicados habré dejado por la posibilidad de uno más sencillo? La verdad ¡muchos! ¿Qué fue distinto en esta ocasión? Que en entre grito y grito tenia a alguien que creyó en mí, que no se bajó del carro cuando lo puse en “P” y que me dijo “Dale, no pasa nada”.
El día lluvioso continuó; fuimos del multipisos a un servicarro de comida…y de ese también ¡salí en reversa!