esta vez no quiero testigos,
ni que sepan lo que siento,
ni como brinca mi corazón cuando te veo.
No te escribo,
porque pensarte me duele y me lleva el alma,
y me hala y me desespera
y la espera por tí,
-que aunque presente-
estás ausente,
me quema.
Pero, me atrevo,
dejo atrás la cobardía,
me lanzo al infinito
y viajo.
Viajo más alla de los lugares visitados,
viajo a dónde iremos,
viajo a dónde fuimos,
viajo a dónde estás, donde quiera que sea.
Te espero,
no tardes.
La vida es corta y aunque los sueños son eternos,
la carne desaparece en el ardor de la espera.
Te pienso y no te escribo,
porque esto es más que eso.

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