laberinto

laberinto
Barcelona

viernes, 31 de diciembre de 2010

3-2-1 ¡vamo’allá!



 
Pocas son las entradas del blog que escribo en primera persona singular, sin hipérboles, fantasías y realidades creadas…

Pocas son las entradas del blog en las que no invento personajes como la prima de la amiga de la nieta de la abuela sin dientes o como los fantasmas que merodean y me tocan el cuerpo. 

Pocas son las entradas del blog que publico en las que hable de mí tal y cual soy.

Esta es una de ellas…

Son las 4:44pm del viernes, 31 de diciembre de 2010 y luego de una rica tarde de playa con dos amigas de escuela superior, estoy sentada frente a mi árbol de navidad [que no apago desde el día 24] en mi sofá amarillo, con el abanico prendido y a medio vestir. Mi amiga del alma, quien conoce mis secretos, me habla a través del blackberry chat y yo, copa de cava en mano comienzo a escribir la que será la última entrada del 2010 y la primera de muchas más.

Desnudarme ante ustedes; sin narrar historias a través de terceras personas, faltándole mi particular tono sínico y acompañado de pseudo consejos de vida, me causa pavor. Así también, hablar de mí –como yo, como misma- me resulta incómodo. Pero, hay males necesarios.

Todos y todas hemos tenido años memorables. Para mí, el 2010 lo fue, lo es y lo será. No pretendo aburrirlos con cursilerías y jamás osaría pensar que mis experiencias son particulares o distintas a las de ustedes. La única diferencia entre tú y yo es, que he decido contarlas…

Comencé el 2010 llorando, hacen 364 días estaba sumida en lo que -cotidianamente hablando- era un hoyo cabrón. [Sí, las palabras fuertes son mi fuerte…aunque luego te regañe…]

Las 12 campanadas del año anterior me supieron a mierda; mientras Luisito Vigoreaux bailaba en el televisor yo buscaba aire acostada sobre la cama litera de mis primitos. En aquel momento, sentía que no tenía razones para celebrar, que se me escapaba la vida planificando mi futuro y así, me ahogué en bazofia, moco y sal.

Mi familia [a quienes adoro con el alma] estaban desesperados. Sé que pensaban: ¿cómo es que esta mujer de 28 años, con una carrera profesional de frente, con [dicen algunos y algunas] belleza física, y [algunos y algunas creen] buen corazón, se arrastra sobre la cama, con sollozos y gemidos tan profundos y llenos de dolor que no ve que se le escapa el tiempo?

Así, intentaron mil y un trucos para distraerme, para llenarme de alegría, para darme aliento y que no me dejara caer para siempre. Mientras tanto, yo mirando la vida de reojo, sentía pánico y ese miedo me paralizaba. Me paralizó.

Sin embargo, durante ese tiempo tan obscuro nunca deje de funcionar en la “vida real”. De pequeña siempre quise ser actriz, sin prever que durante meses personificaría mi papel en mi propia piel, hasta el momento en que, el desdoblamiento de mi alma cesara y volviera a ser una con misma.

El tiempo pasó y el 2010 no parecía mejorar…vivía, día a día, en cotidianeidad y en piloto automático. Despertaba queriendo volver a dormir y dormía sin querer despertar, era un ciclo de destrucción.

Desperté de mi pesadilla el día que Lorenzo murió.

Lorenzo era el mejor amigo de mi primito. Nos enteramos de su muerte a horas de ocurrida, en aquel momento se hablaba de un accidente, se le dijo a mi primito que Lorenzo se había caído de la cama y que había botado mucha sangre y por eso se murió. Al día de hoy, mi adorado ángel habla de su amigo con una emoción que pocos adultos tienen, cuenta cómo jugaban en la casa, practicaban soccer y hacían travesuras. A cualquiera se le saltan las lágrimas por reírse al escuchar a mi primito contar como él y Lorenzo jugaban a rebuscar y esconderle piezas de ropa por toda la casa, a la mujer que hemos conocido a través del televisor, quizás, las mismas que los de forense –en su momento--encontraron—El mismo espacio que albergó juegos de niños se convirtió en el escenario, de uno de los crímenes más violentos reportados en esta Isla.

La muerte de Lorenzo ha repercutido en mucho más que miles de dólares en prensa, libros, investigaciones, luchas entre libertad de expresión y derecho a la intimidad, para mí, la muerte de Lorenzo fue una bofetá.

En medio de aquella depresión, ví a mi primito llorar desesperado. Yo, que buscaba sentir dolor y hurgaba esquinas para esconderme de la alegría no sabía cómo consolarlo. Repetía una y otra vez “no lo volveré a ver, no lo volveré a ver” y los ojos hinchados de aquel niño que tanto amo me hablaron, me pidieron una explicación pero hablar sobre la muerte es difícil sobre todo, porque estoy viva. Y me lo creí, lo entendí y lo viví, ¡eso es, estoy viva!

A partir de ese momento, comencé a abrir los regalos que el 2010 había escogido para mí. De tantos regalos, les menciono algunos…

dos hermanos; uno, que no murió porque Dios existe y otro, que llegó a nuestras vidas no tan sólo para complementar a mi hermana [a quien adoro con el alma], sino para integrarse a nuestra familia y ser uno más del clan.

las muchachas de la 1701, quienes me hicieron la vida imposible, me pusieron el pie con todo y tacas y antes de caerme se dieron cuenta que soy de carne y hueso, que mis credenciales académicas son sólo producto de toma de decisiones distintas a las de ellas, y que somos todas ¡mujeres puertorriqueñas del siglo 21!

el banquero “high point” a quien conocí en medio de crisis y quien, sabiendo más de lo que verbalizaba logró comunicarme mucho—en silencio, así también, me tradujo hojas de cálculos, me repasó la aritmética para completar POC y lo más importante, me escuchó. Claro – que los drinks también fueron y serán bienvenidos…

la mujer más brillante en el campo de la inmigración…quien después de viajar el mundo llegó a esta isla para enseñarnos que el mundo es uno, que somos iguales y que hay que bajar la guardia…pero siempre, con los ojos achinados abiertos…

mi prieta de cincosiete ¿será que puedes ser más bella? … nada más con el testigo…

la gertrudis, en dónde me he rencontrado conmigo misma, he llorado, pataleteado, cocinado, dormido, peleado y todos aquellos verbos necesarios para intentar describir que "he vivido"…

el jd, el grado que de chiquita veía tan lejos---recuerdo la primera vez que escuché la palabra abogado: el papá de pedro, un nene de tercer grado la misi dijo, es abogado. Cuando vi a aquel hombre, construí en mi mente que los abogados son blancos, barbudos y tienen hijos que se llaman pedro. Años después aún me miro muy de cerca en el espejo esperando el momento que me despinte, crezca la barba y nazca ¿pedro?

el coleccionista de relojes y malascrianzas…no llegaste con el año…regresaste...

Por eso, al continuar escribiendo [luego de una pausa a causa de una visita de una gran amiga y su bella perra y de intercambios de mensajes a través del teléfono] y al compás de “pecado original” me atrevo a decir que gracias a todos esos regalos y los que no incluí por aquello del espacio… el 2010, ¡ha sido mi mejor año!

Hay quien dice que el 1º de enero es sólo un cambio de fecha, yo prefiero verlo como un escalafón de vida. El año nuevo es sinónimo de mucho trabajo, esfuerzos por ser mejor persona y nuevas experiencias. Es evidencia de haber vivido como; los anillos de los árboles, las arrugas en la cara, las vueltas al sol, las canas en el pelo o como –en mi caso—la caída de cabello y calvitas bien llevadas :)

A ustedes, mis lectores, les agradezco en el alma que me lean, me critiquen, me aplaudan, me comenten…les agradezco cada pensamiento que tienen sobre mí. Así también les digo, que lo importante es vivir día a día, siempre mirando hacia el frente. Más aún, les comento que es esencial velar cada paso pero – no - para evitar pisar en falso sino, para siempre pisar con fuerza.

El 2010 lo viví un día a la vez. El 2011 lo viviré igual, recordando que es mejor caerse bien reventa’o por ser presenta’o, que no darse ni un rasponcito por no haberlo intentado…

¡Mucha Magia a todos y todas! ¡Feliz 2011!

lunes, 6 de diciembre de 2010

...porque ellos -en el '79- no lo vieron venir...

Mi querida Kianí,

Siéntate a esperar la disculpa del alcalde.

Pero, mami –siéntate en una de esas sillas reclinables, de las cómodas, de las que vibran y masajean… ¡porque te lo mereces!

Te mereces esto y más.

No, no el empujón ni el mal rato…

Esto y más es…

La solidaridad de tu Isla, el calor de tu País, la amabilidad de los viejos, la antipatía por las repugnancias de los necios, la empatía de los miles de hombres y las miles de mujeres pensantes que habitan este 100 x 35, el reconocimiento de tu talento, la oportunidad de alzar tu voz –esta vez- ante la rampante violencia que abacora la Isla…

¡Porque eres tú, quien ha viajado el mundo llevando tu talento a recónditos espacios!
¡Porque eres tú, quien recorre la Tierra skatting & jamming!

Ya vendrán las excusas…

Lo que digan---¡no importa!

Porque las razones que justifican un insulto…no existen.
Porque las razones que justifican un empujón…no existen.
Porque las razones que justifican un mal rato…   no existen.

No hay justificación para el maltrato, ni contra tí –ni contra nadie.

Kianí, -te repito- siéntate a esperar

el calor de tu gente que reconoce en ti,

una cantante
una boricua
una mujer
un ser humano

Un abrazo fraternal,
Tu hermana de Batá


lunes, 29 de noviembre de 2010

LEFTOVERS...


Viernes negro. Así se le denomina al viernes posterior al Día de Acción de Gracias. Dicen los que saben de números –lo cual ya saben no es mi fuerte--que el distintivo se debe a las entradas y salidas en los libros de contabilidad de las tiendas; en un día como hoy, pocas son las tiendas que cierran en rojo. Las personas madrugan para perseguir precios absurdos en mercancía más absurda aún y regresar a sus hogares, luego de gastar miles de dólares, a comer las sobras del día anterior.

Yo, ya me comí las mías.

Pero, por alguna extraña razón, aunque me satisfizo la barriga, sentí un vacío en el cuerpo y me hizo recordar una infame conversación…

Hace varias semanas hablaba con la prima de la amiga de la tía de mi abuela y la prima de la amiga de la tía de mi abuela me contaba que andaba cansada de ser plato de segunda mesa. Yo, que sólo tengo media mesa, pero una lengua completa, quedé perpleja y espepité ¡Nena, en el siglo 21 no hay segundas mesas, que el “real estate” está caro y no hay espacio para comedores!

A ella no le hizo gracia mi comentario –nunca me he caracterizado por ser la más graciosa- pero pues, me salió del alma. ¡Plato de segunda mesa, bah!

Entonces me dice “tú sabes, de segunda mesa, así como un leftover” de esos que uno se come “como sea”, que mete y saca del micro sin ton ni son, que no importan las porciones, que vale madre si hay más ensalada que carne o si al arroz ya no le quedan jamoncitos. ¡Total! Que son leftovers.

Aquella mujer de treintaiantos, me contó que llevaba cinco años de fokfrend de un hombre alérgico al sol. Y le pregunté –porque de vez en cuando hago preguntas- ¿alérgico al sol? [Tengo un amigo que no puede tomar sol, le causa mucho daño, tanto que no sale sin su paraguas supersónico...pero, tuve la sensación que ese no era el amigo que le hacía beber las lágrimas a aquella chica.]

Ella con tono de mujer sabia y madura, me miró como si yo hubiera salido de otro planeta, y comenzó un discurso cual presidenta de la liga de las mujeres de la leche solar:


“Un hombre alérgico al sol es aquel que los primeros meses te busca, te llama, te acosa [parece que hay quien le gusta eso…], te llena el inbox, te regala flores, baila contigo, te guiña el ojo, te escolta hasta tu casa, te envía emails romanticones, te escribe poesías, te lleva a pasear, te lleva a comer…te clava y después no sabe qué hacer.”



¡Uh! ¿Te clava y después no sabe qué hacer?, -creo que mi cerebro repitió esa frase como unas cuatro veces más. ¿Habría algo más que la técnica de la toalla? ¿El corre y escurre? ¿El ¡anda pa’l carajo que reguero!? Pero, ella no se refería a eso y el sermón sobre los efectos de los rayos ultravioletas no había terminado…


“Entonces, después de clavarte -en vez de mirarte de frente y decir ¡Gracias! [Gracias, ¿quién carajo dice gracias?] el hombre alérgico al sol, comienza a invitarte a su espacio, de noche—siempre de noche—y así a la luz de las velas te acurruca, te promete viajes y salidas románticas, te besa la espalda, te dice secretos, te llena los ojos de belleza, te susurra al oído lo que él cree quieres escuchar y tan pronto amanece…desaparece.


Luego, la enfermedad progresa.”


¿Progresa? ¿Progreso? Pa’mi que si la condición progresa no hay progreso… Y volví a escucharla…


“Este hombre prefiere ir a tu espacio. Así, llega a mitad de la noche –la mayoría de las veces sin ápice de sobriedad-- y casi siempre se queda a dormir. Él sabe que las mañanas en tu cama son más llevaderas, porque no tiene que esperar que despiertes, porque es más fácil decirte que no quiere tomar café que decirte no voy a preparar café, en tu espacio no ofrece desayuno y su condición es tan grave que arranca de tu casa hambriento, prefiere tu espacio porque no tiene que hacerse el más erudito y leer el periódico en lo que te das cuenta y recoges para irte, ¡imagínate que no entiendas el mensaje y salga el sol picante y los encuentre ahí!
¡Imagínate que quieras compartir durante el día!”

Sí, lo imagino…parece algo sacado de este mundo ¿a quién se le ocurriría querer compartir con alguien a la luz del día? ¿Quién osaría pensar tal barrabasada?...Es obvio que estamos hechos para vivir encuevados y alejados de la vitamina D.


Esta condición es tan delicada que él preferirá dormir en tu cama, porque en ella no buscas [el que busca, encuentra] cabellos rubios y rizos que no son tuyos, ni encuentras diademas que no te corresponden, tampoco hay prendas de ropa tamaño large. Su condición es tan insoportable, pobrecito, que no puede responder a preguntas tan básicas como ¿de quién es esto? El hombre alérgico al sol echa a la basura todas las piezas de ropas femeninas que encuentra en su espacio porque lo derriten y le salen ronchas. Es harto conocido que si no se deshace de las piezas a tiempo, o sea, antes de que alguna de las chicas le cuestione, pierde su virilidad.

¡Wow! no en balde he visto macharranes cojos, yo que pensaba que era por la manía de los skinny jeans.


Por eso en las últimas etapas de esta condición insistirá en usar tu mattres, donde no hay pedazos de unas acrílicas de las que se pintan con más colores que Harris Paints; en tu mattres tampoco hay orquillas y bobby pins inscrustados en las rendijas de la cama y lo más importante, la señal de que el hombre ha perdido su batalla ante esta condición: por su fotofobia, serás tú la que buscas los vasos de agua, prendes el televisor, el aire, buscas las sábanas y al final de todo, apagas todas las luces…


En tu templo, este hombre enfermo, espera el amanecer cual niño el día de Navidad y al cantar el gallo y sin encomendarse a nadie, sale por la puerta.


Es una condición gravísima.


¡Aahhh, alérgico al sol! Suena grave, pendejo y grave.

Y me imaginé unos cuantos de esos afectados, embadurnados de bloqueador en pleno invierno, rezando [porque el rezo es al Papa Gallo] que sea de noche, que nadie los vea o mudándose a Finlandia…lo que pase primero.

Entonces, la prima de la amiga de la tía de mi abuela, me preguntó si había tenido alguno de esos y no contesté.

No estaba para comparar insolaciones.

Luego de tan elocuente disertación sobre la fatula alergia solar pensé, “¿qué habré hecho para merecer esto? si hay algo más pendejo que esta teoría, que venga Dios y lo vea.”

Y justito cuando mencioné al pobre Dios, que nada tiene que ver con las peripecias mundanas de aquella mujer, ni con las ronchas sentimentales de aquel hombre, la escuché decir “y lo peor fue”….

Aquí ¡eh!, de seguro viene un cuento de esos llenos de mocos e intercambios de sicólogos...y no me equivoqué.

Me contó, al borde de un ataque de nervios, que el colmo de la situación había ocurrido semanas atrás cuando había decidido perseguir al hombre portador de tan singular enfermedad.

¡Perseguir, coño que no eres Dick Tracy

Y me dice, a moco tendío:


“La[h] otra[h] noche[h] lo llamé como 66,873,609 veces, y y y, no me conte[h]tó, e[h]tonce[h] me tire[h] a’la calle, y lo vi en el carro, el-el-el, no me vio[h] y pueh lo seguí pa’ su casa, po[hhh]que sabía[h] que algo le ha-ha-ha-bía pasado.”


¡NO!, nena ¡NO! nunca les pasa nada-que cuando no contestan las 66,873,609 llamadas; no se han roto una pierna, ni están presos, ni han tenido un accidente, ni los han secuestrado, ni están en la cueva del Indio [quizás, en la de alguna india], tampoco es que el celular no sirve, ni su hermana está enferma, ni han visto un extraterrestre, ni están leyendo la Biblia, ni el Corán, ni rezando el rosario, ni elaborando teoremas matemáticos, ni buscando la cura del cáncer, ni contando ovejas para dormir, tampoco están concentrados estudiando el diccionario, ni aprendiendo un nuevo idioma, ni en el funeral de un tío, ni pidiendo en la luz, ni cambiando una goma, ni en una huelga de hambre, ni en manifestaciones en contra de la guerra, ni abrazados a una grúa para detener las masacres de ballenas y delfines, ni fregando en un restaurant porque no pudieron pagar la cuenta, ni conociendo al Dalai Lama, ni en el fisiatra por haber ido a yoga [ni aunque hayan ido contigo], ni analizando la disminución de bioluminiscencia de la parguera, ni con el carro quedado en el expreso, ni siquiera soplando en el cuartel, ¡ah! y la clásica, ni con el celular sin señal {porque esa no falla…y luego te contestan, con el cargo de conciencia amarrado a las bolas “vi tus llamadas ahora, estaba durmiendo-hora del text 2:37am”} Por eso, prima de la amiga de la tía de mi abuela, cuando no contestan las 66,873,609 llamadas es que no les da la gana…

Pero, me abstuve de comentar.

De todas maneras, ¿para qué? si ella siguió hablando y detalló sin lugar a la imaginación lo que había sido la misión para salvar al hombre que –de seguro- le pasaba algo.

Esto se los narro obviando la onomatopeia de la moquera, porque –en serio- que tanto llantén no merece más que un “skip”…

Esa noche, después de las 66,873,609 - la prima de la amiga de la tía de mi abuela llegó de paracaídas a casa del hombre; llevaba un kit de vicks por si estaba enfermo, mantecado por si estaba monchoso, comida por si no tenía hambre, alcohol por si estaba deprimido, condones por si quería clavársela, flores por si estaba triste, un libro por si quería teorizar, papel de baño por si llevaba horas con el culo cagao sentado en el toilet esperando que alguien lo salvara…

Y llegó ella.
Y tocó la puerta con su clave, 3 toc-toc, decir “co-quí” dos veces y apretar el timbre una vez.

[¡Dios mío con tanto ritual debe cambiarse a monja!]

Ella, me explica cómo lo escuchó según se acercó a la puerta, porque nadie arrastra los pies de manera tan sensual, escuchó el click del ojo y sintió cuando la miró. Luego sonrió y él, desde el otro lado le dijo “¿Qué haces aquí?” Ella, con las flores (y unas bombas que compró por si acaso) en la mano, contestó “¡vengo a visitarte, estaba preocupada!”

[Preocupada, Padre Amado, preocupada…]

“Estoy bien” -le dijo y añadió la famosa frase de hombre soltero, trabajador “tengo que madrugar”.

“No hay problema, traje el despertador…el que funciona aunque se vaya la luz,” -dijo ella.

“Tengo que madrugar y estoy cansado,”- ripostó el galán.

“No te voy a molestar, traje mi I-pod, voy a escuchar la Sinfonía de Beethoven, y además, debajo de la ropa traigo las pijamas que no te gustan, las de pitufos que tienen los piecitos incluidos y no me depilé,”-insistió.

“Tengo que madrugar, estoy cansado y antes de ir a trabajar tengo que llevar una amiga a su casa,”- fue la respuesta del varón.

[Si esto fuera una tira cómica de Condorito, aquí iría el ¡PLOP!]

Cuenta la prima de la amiga de la tía de mi abuela que se marchó aturdida, no entendía lo que había sucedido y al otro día…lo llamó.

Necesitaba aclarar algunas cosas.

[No sé cuáles pero pues…]

Y esto fue lo que me dijo.

Lo llamé porque no es justo, porque me entregué, porque le dí todo, porque cuando empezamos me trataba como una reina y porque cuando debió dejarme ir, no lo hizo-por el contrar io, me dejó en lay-away, porque sabe que como yo no hay dos, porque nuestras conversaciones son únicas, porque a mí ninguna de esas me llega a los talones. Nadie cocina como yo, ni se amanece largas horas y después sale a trabajar. Además, yo sé qué programas de televisión le gustan y también los que detesta. Me he esmerado por aprender cuándo puedo o no, hablar. Reconozco sus miradas y sé cuando está molesto. Y pues, total como no somos ni novios ni ná.


Además [sí, incluyó un además] necesitaba, que me dijera, que verbalizara –con su boca de besarme, con su boca de mamarme, con su boca de comer- que yo era un leftover, un plato recalentado de esos que no importa como quedan, que le daba igual si tengo más carne que ensalada, porque al final, el resultado neto es el mismo, satisfacer el cuerpo.

¿Y? – pregunté.

“No dijo nada.”

¿Y? – repetí.

“Pues chica, parece que estaba arrepentido de lo que pasó. De seguro se sentía súper mal. Imagínate que no encontró palabras para expresarse y pedirme disculpas.”

Sí, me imagino. No le mentí, mi imaginación me permite viajar a mundos fantásticos y totalmente irreales…

Entonces, como él estaba tan callado y pues tú sabes, a los hombres se les hace tan difícil expresar lo que sienten pues llegué a su casa, y como la puerta estaba sin seguro y entré…

Es aquí cuando decido ir al baño y escapar por la puerta trasera…del local. Quizás parezca insensible, a lo mejor lo fui.

Y ahora -semanas después- mientras caliento por tercera vez, porciones desiguales de pavo y saco de la nevera el arroz con dulce escarbado ya sin pasas, recibí una text de la chica. Me dice en par de caracteres:


“to’ta bien”

¿To’ta bien? ¡Vale!

Dios quiera y la prima de la amiga de la tía de mi abuela; haya comprado en la venta del madrugador, un microondas industrial tan y tan potente que la haga sentirse el leftover más caliente del país, para que así, con esa calentura que la hace expresar “to’ta bien”, pasen por desapercibidas las infinitas cifras rojas que emperifollan su viernes negro…

lunes, 18 de octubre de 2010

10-10-10




El pasado 10-10-10 una amiga matemática me dijo "qué bello el número, parece una matriz" Demás está decir que la imagen que me vino a la cabeza fue de todo menos bella, pensé en mondinga, gandinga, placentas, vejigas, esfínter y suturas. Porque yo de las matrices de ella sé lo mismo que de promesas de castidad. Por lo tanto me limité en la respuesta y dije "ajá". Pensé en decir "whatever" pero estoy en una desintoxicación de mujeres busca maridos de la escuela de derecho, por lo que obvié la clichosa palabrita en inglés.

Luego de un breve intercambio a través del grillete electrónico-moderno cuadré con mi amiga tres o cinco chistes más y “colgamos”…

El día estaba bello, escuchaba las personas peleando por estacionamientos frente a mi casa y yo, con una vagancia entre cuero y carne, no me salía de la cama. Ese week-end dormí casi las 48 horas ¡valga por los desvelos, malas noches y sexcapadas!

Cuando me cansé de descansar, te llamé.

Hacían varios días que no hablábamos; yo había reservado dos boletos para la primera función del octavo sison de Teatro Breve, y como sé que te gusta [porque te estrené en ello] te di un call.

Y me dijiste: - “Gracias, claro que me encantaría ir contigo pero, ya me regalaron boletos y me vienen a buscar.”
“Ah, ok” –dije y colgué.

Reconozco que me tomó varios minutos recomponerme, sobretodo del “me encantaría” ¡como detesto el futuro condicional!

Anyways, era temprano.

Y te llamé, bueno, la primera vez la llamada no entró así que, lo intenté otra vez. Esta vez contestaste:
-“¿Qué es la qué? ¿Qué hay hoy?”, preguntaste.
- “TB”, dije.
- Y tu respuesta con lluvia de estática fue: “Ah coño, está cool pero no puedo, estoy en California”…
-“Sí, desde allá es difícil que llegues a tiempo, hablamos después, bye”, balbuceé y colgué.
Esta vez me tomó menos tiempo recomponerme, me quedaba menos tiempo para encontrar con quien ir.

Y te llamé. Por poco te mueres, lo escuché en tu voz.
-“¿Y ese milagro”-dijiste.
-“Yo creo en Dios” – contesté.
Y te expliqué y bla, bla, bla y estabas de guardia…en tu casa pero, de guardia y no podías meterte en el sótano de un teatro porque algún paciente podría morir y serías el responsable de que un veterano muriera en la guerra de la salud.

Y así fue como apareciste. Tú, quien desde el principio imaginé que no podrías acompañarme. Aun así, me llevaste de la mano al baño, probaste el agua por mí para que no me quemara y me estregaste la espalda. Tus dedos sobre mi cabeza ¡qué rico! Me llenaste la bañera de espuma, me serviste cava y prendiste velas. Me mojaste y secaste.

Luego, me vestiste…una a una escogiste las piezas de ropa. Me metiste en el mahón, me abrochaste la camisa y me sentaste sobre la cama. Ahí, me perfumaste, peinaste y maquillaste.

Antes de salir, escogiste mis zapatos y los amarraste por mí…porque si no lo hacías tu, nadie lo haría, porque querías esos zapatos y esos me puse.

Así, prendiste el carro y me llevaste.

Cuando llegamos, ella no te vió, entraste sin boleto y te sentaste a mi lado.

La función comenzó.

La noche fue de las dos.

Y comprendí que el 10-10-10 sí es como una matriz...

miércoles, 19 de mayo de 2010

Mi metamorfosis en esta lucha estudiantil



Soy una mujer de casi treinta años y hace varios regresé a vivir a casa de mis padres para poder culminar un sueño: graduarme de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico. Aunque siempre estuve matriculada en el programa nocturno, comencé con un horario completo en el programa diurno, pero ya para el segundo año y con los préstamos en jai, tuve que regresar a trabajar como maestra. Entonces, decidí y acepté que me graduaría en cuatro años y aunque mi corazón siempre será Lex 2009, mi graduación sería con la Lex 2010.

Hoy, es 19 de mayo de 2010 y mientras mis compañeros reciben su Pass or Fail de la reválida de marzo, la alarma de mi celular acaba de sonar: no olvides –HOY- es [era] tu examen final de notarial. Curso mi último semestre de derecho y estoy [estamos] en ascuas sobre si terminará o no. Peor aún, porque según el decano el semestre no se pierde –“nadie puede estar tan loco, como para empezar desde cero” dijo, desconozco si podré revalidar en septiembre. La administración nos ha sugerido a los y las candidatos de graduación que continuemos con nuestros planes; repaso de reválida ($1,000) y solicitud de reválida ($500) pero no han podido asegurar si lograrán entregar –de parte de ellos- toda la papelería a tiempo. Es un acto de fe.

Hace más de un mes se celebró una Asamblea Extraordinaria en la Escuela de Derecho; entre varios de los temas se discutió la posibilidad de huelga; en ese momento se tildó de irresponsable decir que Derecho diría no a la huelga, se dijo que era prematuro, y el autoconvocado comité de huelgas de derecho se fue en brote. Aun así, los parias nos mantuvimos contra la huelga y como se creó un impasse, no faltó quien se aventara y redactara una moción. Era una de esas incomprensibles, de las que tienen tantas condiciones que se pierde la esencia y se votó. Una moción que caducaba a horas de secundada. Derecho había dicho, NO a la huelga condicionado a si Juan no pasa la tabla, María sonríe tres veces y entre los dos hacen un niño, todo, sin que cambien las circunstancias antes de las 12 porque nos convertimos en calabaza.

Una semana después, el martes 13 de abril se celebró la Asamblea General de Estudiantes del Recinto UPR. Como estudiante responsable, asistí y voté en contra de la huelga, por encontrarla prematura. No me parecía que era el momento indicado y claro, el interés personal de graduarme me recordaba que los préstamos estudiantiles están a punto de llegar al buzón, las ofertas de trabajo son escasas y el esperar a una juramentación en verano del 2011 sería muy oneroso. Voté y perdí. Con la cabeza en alto y reconociendo el proceso democrático, recogí vela y mis 10 expedientes de la Clínica de Asistencia Legal y a Dios que reparta suerte. Otro acto de fe.

Pasaron los días, las semanas, el nivel de ansiedad; las recetas de antidepresivos, ansiolíticos y alcohol, entre otras cosas, parecían aumentar y nos veíamos cada vez más lejos de desfilar con el birrete ese de la bolita violeta. Las personas comenzaron a desesperarse, y aún sin haber ido a las asambleas anteriores, grupos se organizaron para promover una segunda asamblea de estudiantes. La presión fue tal que el Presidente del Consejo de Estudiantes, decidió motu propio, llevar a cabo una segunda Asamblea. Se convocó a todo el estudiantado, se facilitó el Centro de Convenciones (ahora Pedro Rosselló), había urnas de la Comisión Estatal de Elecciones por si se decidía votar en secreto y llegaron 2,800 personas.

2,800 compañeros y compañeras de una matrícula de 18,000 aproximadamente ¡Qué dejadez! Pero, peor aún…. Cuanta desfachatez hay que tener para, no haber ido a esa Asamblea y ahora quejarse. El remedio nos lo dieron, lo tuvimos amarrado al brazo derecho en forma de bandita azul y ustedes lo dejaron pasar; el que se quedó en su casa y estaba en contra de ratificar la huelga; votó silentemente por la ratificación. Los casi 100 que alzamos la mano en contra, con valor, gallardía y bajo aguaceros de insultos y malos ratos, votamos y a toda honra perdimos.

Al otro día: todo cambió.

La Universidad despertó rodeada, como en los tiempos medievales, de mastodontes que responden a un estímulo cual perros de Pavlov y salivan de igual manera. Esa escena sumada a la ridícula y famosa orden de permitir la intervención de esos gorilas con todo aquel que le llevara comida o agua a los estudiantes dentro del Recinto. Y desperté: desperté de mi sueño, de mi vida y entendí que era hora de dar…no macanazos, pero energía positiva para la negociación. En ese momento, se abrieron las costuras de la mala fe y se hizo obvio que la intransigencia nos llevaría a la destrucción.

Vivimos en un país democrático y sí, mis derechos terminan donde empiezan los tuyos…pero hay que jugar de buena fe; quien no haya participado del proceso debe aceptar la realidad. No se vale colarse en la fila de la burocracia.
No soy huelguista, ni revolucionaria, tampoco uso chancletas de Jesucristo y me afeito las piernas; pero me he convertido. NO en uno de “ellos” como quieren hacerlos ver, si no en una universitaria con conciencia colectiva que respeta los procesos del sistema y supo calendarizar todas las asambleas, participar de ellas y aceptar las decisiones. No estoy para rabietas ni tantrums de niñitos de head-start.
Para mí, las huelgas no son nuevas…por eso no las avalo, reconozco sus inconvenientes, pero, así también puntualizo que esta ha sido distinta: 11 recintos, 1 Universidad… y los reclamos, después de mucho análisis y estudio, los encuentro válidos.

Entré al sistema de la Universidad de Puerto Rico en el ’93… ¡recuerdo cuando llegó la carta que decía que había sido admitida a la UHS!

Llegué de afuera, de los de la comunidad, de los 50 que sobresalen en el examen que anualmente toman más de 500 esperanzados. En el ’92 mi madre; desesperada por ofrecerme una excelente educación pero maniatada por no poder costear alguno de los colegios que la ofrecían, se enteró que existía una escuela para estudiantes académicamente talentosos…muchos fueron los y las que le dijeron “nena, bájate de esa nube que eso es para hijos e hijas de profesores y gente con pala” pero mami, no claudicó. Mi hermana es UHS 2003 y yo 1999: mi papá es músico y mi mamá en ese momento no había completado su formación universitaria. Juan y Juana del pueblo habían logrado el primer paso para que sus hijas subieran un escalafón académico.
Soy hija de la bohemia y la razón, de la bullanga y la emoción. Soy hija de trabajadores puertorriqueños, de esos que viven mes a mes. De esos que velan el camión de la luz por la ventana y de vez en cuando el del agua también. Soy hija de la sobrevivencia :)

Mi formación académica fue excelente. La Escuela Superior de la Universidad es un laboratorio pedagógico para los futuros maestros matriculados en la Facultad de Educación de la Universidad de Puerto Rico. Además, para los iuechesianos es un laboratorio de vida.

De U.H.S tengo dulces y amargos recuerdos. Entre los amargos estuvo el aceptar el nivel socioeconómico y entender que cuando no se puede, no se puede. Casi siempre iba a la escuela en leggins y t-shirt o en algún mahón marca genérica; se hacían dos compras anuales de ropa: una en verano y los regalos de navidad. Tan era así que recuerdo un lunes decir, “mañana es martes, tengo varias horas libres deja ver si me visto más bonita” y el compañero que estaba al lado me contestó “te pondrás el bodysuit ese…el del zipper”…. Él, tenía razón.


En adición a la ropa, la transportación era un lío. No había tren urbano. Durante los primeros años, mi madre nos montaba en el carro a las 5:45am; llevaba a mi hermana a la escuela especializada de ballet, a mí a la UHS y regresaba a Bayamón para que mi hermanito estudiara en una escuela pública modelo. Desde el 1997, se ahorró el viaje a la “Julián”…mi hermana estaba conmigo. En las tardes, muchas veces regresaba a casa en guagua; la ruta de la 52, casi tres horas para llegar a Bayamón.

Fuimos de las familias que nunca pagaron los $100 de la cuota anual de la Asociación de Padres y Maestros: simplemente no había dinero.

Pero nada de eso amainó mis deseos de estudiar: la educación me daría libertad. Lo he escuchado tantas veces de la boca de mi padre, que es mi mantra.

En la UHS descubrí que soy malísima para los deportes, que aunque soy muy fexible; no puedo brincar, lanzar ni atrapar. También entendí que no entendía, ni entiendo, los números. Pero, sobre todo, en la UHS descubrí que el universo es infinito al igual que las posibilidades de crecimiento en este país, todo con la base adecuada de educación. Me interesé por el área del conocimiento por tanto, cuando llegó la hora de solicitar ingreso a la Universidad de Puerto Rico-Recinto de Río Piedras, entré por sicología….luego, en el verano y antes de comenzar el primer semestre, cambie a educación: sería una misi.

En la UHS, el no ir a la Universidad ni se menciona y el irse a una universidad fuera de la IUPI o Mayagüez no se promueve, para mí el ejercicio fue pasar de ser 99-033 al 801-99-2817.

Entré a la IUPI-Río Piedras en el ’99. ¿Cómo lo hice? ¿Cómo lo pagué? Double-dipping!

Hice dos bachilleratos en cinco años. Terminé el primero en 3.5 y al verme tan joven me dije “¿y ahora qué hago?” y estudié italiano y francés. Después de todo, era prudente experimentar conmigo misma todas esas teorías de adquisición de segunda o tercera lengua que había estudiado en mi primer bachillerato de enseñanza de inglés a hispanoparlantes. Como en mi casa el valor principal era la educación yo iba a la Universidad convencida que debía sobresalir y así fue, era top faiv de mi facultad y bottom faiv según la tabla de ingresos para recibir Beca Pell. Por lo tanto, la Universidad invertía en mí y los federales me pasaban una mesada; con la que compraba todos mis libros, mis materiales (en educación se hace mucha garambeta y presentación) y pagaba la gasolina del carro que me compré: un Cutlass Supreme del ’90 que era de mi madre y ella me lo vendió por el módico costo de: mi primer préstamo estudiantil. Además, cubría todos mis gastos de salidas y mi celular. Claro, que a eso se sumaba que trabajé a tiempo parcial la mayoría del tiempo: desde servicio al cliente en una tienda de productos de fiestas, asistente de producción de teatro y mis buenos dos años en Foot Locker de Plaza Las Américas…!donde me decían misi desde antes de graduarme!

Si aun con el famoso double-dipping tenía que trabajar ¿Cuán difícil, por no decir imposible, hubiera sido sin esa oportunidad?

Y eso es lo que quiero, para los que como yo, lo necesiten...porque con esa oportunidad me gradué Magna Cum Laude y me fui a vivir a Nueva York en la comunidad hispana del Barrio y aquellos y aquellas familias veían en mi, una mujer de la Isla que contra viento y marea había decidido aportar a el guetto lo que aprendió en la yupi. La experiencia fue maravillosa….

Lástima que poco a poco se fue llevando a la mujer agradecida de la Universidad, a la que no se perdía una obra en el Julia, a la que no fue a las Justas por no considerarlas ambiente realmente universitario, a la universitaria empática, llena de vitalidad que hurgaba todas las esquinas de la librería para comprar artículos que dijeran UPR-Rio Piedras: Jerezana.

Y me enfrasqué y decidí que quería más; que el salón era muy pequeño para mí…que quería impactar más personas y opte por Derecho.

Y estudié cuatro años; muchas lágrimas, sacrificio, facturas, deudas (casi una hipoteca) y este último semestre, parece que olvidé que antes de verme desfilar debía mirar en retrospectiva y analizar ¿Cómo llegue aquí?

No estoy a favor de la huelga, pero creo en la libertad de expresión y asociación. Además repudio la violencia y confrontación. Compañeros y compañeras, ya estamos en el embrollo…se dió la oportunidad para levantar la huelga y al contrario, se ratificó. ¡Bueno que pase! Porque la Universidad es de todos y todas y todos y todas tenían que actuar. Ahora, ahora hay que negociar.

Estoy a punto de no poder revalidar en septiembre, perder una oferta de trabajo para octubre y volverme loca… pero, estoy cómoda en mi propia piel; hice lo que pude y más allá de ir en contra de la corriente comprendí el verdadero significado de la democracia. El pueblo somos uno y si para que mis hijos, hijas, primos, primas, sobrinos y sobrinas, puedan ser 801 tengo que esperar un año más para yo ser licenciada, ese es y será sólo uno de los muchos sacrificios que haré por ellos…después de todo…es un tercer acto de fe.

martes, 13 de abril de 2010

destiempo



Tengo una amiga que tiene una prima que dice que vivió un amor a destiempo. Cuenta mi amiga –la que tiene la prima- que destiempo; aunque parezca tonto, es cuando dos personas se conocen antes de tiempo. Le dije a mi amiga que le dijera a su prima que eso no es posible.

El diccionario, que sólo falla cuando nos da la gana, esboza que destiempo es “algo” (no dice qué) fuera de tiempo, sin oportunidad.

¿Será el amor una de esas “cosas”? Sugiero que no.

Hace tiempo atrás, tanto que he perdido la cuenta, creí –como la prima de mi amiga- que había conocido a alguien a destiempo. Las condiciones –le dije- no son las idóneas y así, como cuando Susan dice que “shueve o no shueve” predije un aguacero de lamentos, desengaños y reproches. Del saque y con la bola en mi cancha, pronostiqué un huracán de desavenencias, líos y peleas. Yo, sabía que no funcionaría, que no era el momento. Pero, me dejé ir por un coleccionista de relojes. Y nos envolvimos -como guanimes de Guavate- y nos comimos...por mucho tiempo.



Y eso cambió.

Y le repetí “ves, es el destiempo”.

Y me fui convencida que mi reloj universal estaba dañado, que el calendario era mi enemigo y que las agendas no son de dios.

Y salí empeñada en calificar lo sucedido, en ponerle nombre y apellido, estaba emperrada…necesitaba validar que el tiempo me había traicionado…

Y no lo logré.

Y miré atrás y lo vi.

Vi que juntos

habíamos

reído y llorado

corrido y caminado

besado y babeado

jadeado y callado

Entonces; comprendí que lo habíamos logrado, que habíamos creado nuestro propio mundo de fotografías, de esas… de las blancas y negras como las de aquel archivo general que recorrimos riendo, de esas… de las borradas por complicidad como las que hemos tomado y luego decidido guardar en el corazón.

Y entendí que el coleccionista, siempre tuvo razón. Que los muchos relojes que guarda en la cajita de madera no son “amorómetros” que sólo dan la hora, los minutos o segundos de la vida artificial…que el tiempo es un invento para llegar a la oficina, al trabajo y mortificar a Morfeo cuando nos abraza de madrugada.

Y me gocé…una vez más

cada una de las veces que

reímos y lloramos

corrimos y caminamos

besamos y babeamos

jadeamos y callamos

Me gocé todo lo que a nuestro ritmo, sin tic-tac suizo y con tun-tun boricua vivimos.

Y así, reafirmo que la prima de mi amiga se equivoca…que el destiempo no existe, que conoces a quien conoces a tiempo, con ritmo y sincronía…que bailas al son que te toquen…y esto, prima de mi amiga, se llama vida.

domingo, 4 de abril de 2010

El Ricky que habita en mí.



Esta semana salió a la luz pública, directo de la pluma (no pun intended!) de Ricky Martin; que es homosexual. ¡Buenas nuevas! -exclamaron muchos, ¡Bah, llueve sobre mojado! –dijeron otros. ¡Es un pecador! –no faltaron los dedo-apuntadores.

Confieso que esta confesión (valga la redundancia) me supo agri-dulce. Agria porque la encontré excesiva, porque no camino con un cartel que anuncia mi orientación sexual y estoy convencida que nadie debe llevar un post-it fluorescente con la misma información. Mi vida es mi vida; la tuya es la tuya. Pero, luego dije ¡Es Ricky Martin, el de la vida loca, es de los golden showers! Entonces el sabor fue dulce… lo recibí como un acto de deferencia al resto de los mortales que tenemos manías, fetiches, orientaciones, desviaciones, deseos, mil cosas escondidas y este pseudo-dios mediático nos daba ahí mismo, en su página del internet, el pie para salir del clóset. Nos dio el empujón para vivir en paz. Su libertad nos liberaba a todos y todas.

Todos y todas tenemos clósets; unos walking, otros de pared…algunos regados, otros organizados por colores con las t-shirts dobladas y la ropa interior enrollada. Hay clósets de tepe a tepe, otros plegadizos; de esos que son como cajitas de plástico…y algunos hasta sofá tienen…para sentarse a observar lo que será la próxima combinación, el próximo statement!

Hay clósets repletos de heterosexualidad con fetiches absurdos y riquísimos. Otros con aroma homosexual y felicidad en las paredes. Hay clósets pintados con intolerancia, ese color que huele a ¡mierda! Otros, con los bordes dorados que despliegan un caché tan cachendoso que no es más que una pantalla de humo. Los hay organizados pero desorganizados; con la ropa bien puesta y el cerebro hecho un batumen, codificados por color igual que la gente, con las mangas de largas a cortas…

¡Hay clósets con tantos recovecos! Otros, con cajas llenas de recuerdos escondidas en la parte de arriba, ¡cómo si nunca los fueran a encontrar! Hay otros con tantos y tantos zapatos que dan la impresión que la persona sólo quiere huir. Hay clósets llenos de risas de niños, con sus travesuras y buenos ratos. Hay otros que están cubiertos de lágrimas de hombres y mujeres que se han escondido con la esperanza de no ser encontrados o encontradas nunca.

Entonces, te pregunto ¿y tu closet? ¿qué tal? El mío, el mío está en remodelación.

lunes, 22 de marzo de 2010

hasta los sesos



pídeme un deseo

¡dale, vale!

qu’ando vestía de genio


pídeme un deseo

de esos, de los prohibíos

de los que cuando estás en mí

jadeas al oído


pide

dale

vale

anda


boconea

salpícame

de las ricas

de las dulces

de las amargas

de las saladas


avanza

con sudor

sin clemencia

sin pudor

con decadencia


pide

dale

vale

anda


qu’el tiempo corre

y me atrapa

me jala

me lleva

me mata

me ciega

me vuelca el alma

la arranca del cuerpo


pide

dale

vale

anda


pídeme

qu'ando complaciente

a tu cuerpo, a tus manos

a tus dedos, a tu panza

ay dioh!

así

ahí

aquí


pide que no puedo máh

que tu cuerpo me desgasta

y el mío

el mío ya no aguanta


martes, 16 de marzo de 2010

ocho años



I.
El mejor amigo de mi primito de ocho años se cayó de la cama.

II.
La casa en la cual mi primito pernoctó en un sinnúmero de ocasiones es la escena de un crimen.

III.
Llevé a mi primito a hacer un Build-a-Bear en honor a su mejor amigo.
Le pregunté “¿crees que le gustaría?”
“No lo sé, está muerto” me contestó.


La vida se acaba en menos de un segundo. Entonces ¿qué hacemos con el tiempo que nos queda?

Llevo cuatro años estudiando, persiguiendo una carrera y hace unos días recibí un text de una amiga que decía que ella estaba bien, “como siempre corriendo”, que en algún momento iríamos al cine. Yo, hice un pausa y le texteé sobre mi semana. No es que la mía sea mejor que la suya, ni siquiera es que sea más significativa…es que mi semana fue una bofetá en la cara.

Esta semana reflexioné sobre las veces que he perdido perspectiva, las que he querido ser perfecta, cubrir todas las bases, verme como si supiera; fuerte y valerosa. Así mismo conté las ocasiones en las que he sido malcriada, malagradecida, malparía. Repasé mis días, cómo los hacemos rutina y olvidamos observar y meditar. Redescubrí que muchas veces dejamos pasar lo bueno buscando lo que queremos…

Entonces me hice una promesa. De ahora en adelante; anhelo vivir día a día, saborear cada inhalada, meditar cada brisa…quiero vivir en paz…como una niña de ocho años.

domingo, 7 de marzo de 2010

sal

el invierno me saló
me convirtió en estatua
me petrificó
me robó el deseo
me entregó a Morfeo
me despeinó por días
me enfangó los pies
me estragó las tripas
me cortó los dedos
me mordió las uñas
me secó los ojos
me fundió los sesos
me besó la muerte
me enfrentó a mi misma
me llenó de nada
me embarró de mierda
me montó en su espalda
me cambió el nombre
me escupió la cara
me jodió la vida

jueves, 4 de marzo de 2010

astronauta


Para tí

En la Semana de la Mujer

Con la esperanza de que algún día no haya necesidad de esa distinción en el calendario.



¿Cuán sexy soy? Hay días que me levanto y digo que fea soy; hay otros, la mayoría, que me encuentro la mujer más bella del universo. Estos últimos; me peino, maquillo, uso lentes de contacto aunque me duelan los ojos pero no, no es suficiente.


He cambiado mi modo de vestir, he comprado ropa nueva, me visto como de revista y en ocasiones tengo mi propio estilo pero no, no es suficiente.


He moderado mi alimentación, hago ejercicio, busco tener y tengo un buen cuerpo pero no, no es suficiente.

Abrir las piernas, ¡dizque para complacer!


¿Qué tipo de maquina soy? ¿Qué modelo de sex machine soy?

¡No soy una máquina!

Disfruto mi vida sexual pero no, ¿cómo va a ser? ¡si es nula!


¿Nula de qué? Si no pasa un ocaso sin que nuestros cuerpos se encuentren pero no, no es suficiente.


Dicen que para mantener una relación hay que ser misteriosa, sexy, atractiva y ¿qué soy? Al parecer, por más que intento no llego. ¿A dónde? No lo sé. Quizás, a la mujer utópica llena de frescura y vitalidad, amante de la energía y cultivadora del deseo.


¡Esa mujer! ¿Quién es? ¿Dónde está? Si la encuentras dímelo y dile de mi parte que la envidio pero, no por ser ella; sino por poder ser quien los demás esperan que ella sea. A esa mujer, avísale que arruina mi vida porque por más que trato y trato y trato no le llego ni al tobillo y me duele, porque quiero ser perfecta ¡y no lo logro!


Dices que hacen falta más cosas en una relación.


¿Acaso hacer el amor, salir a comer, ir al cine, ir al gimnasio, disfrutar la vida, conversar como amigos, ser amigos, planificar el futuro, saborear mantecado, querer ir a Nueva York, querer viajar el mundo, desear tener hijos, amar y desear el perro que nunca te ha gustado, jugar pelota, baloncesto, volleyball, natación, volar chiringa, viajar juntos, llorar de alegría y de tristeza, consolarnos, abrazarnos, mimarnos, molestarnos, despertarnos y en ocasiones dormirnos, viajar en carro, ir a la playa, correr four track, volar en parasailing, vernos desnudos, tocar y desear nuestros cuerpos y sobretodo amarnos no es suficiente?


Digo si hace falta algo más que eso avísame porque, debo buscarlo a la luna.


Pero no, no soy astronauta.



7 de noviembre de 2001/revisado y editado por misma el 4 de marzo de 2010.