laberinto

laberinto
Barcelona

lunes, 18 de octubre de 2010

10-10-10




El pasado 10-10-10 una amiga matemática me dijo "qué bello el número, parece una matriz" Demás está decir que la imagen que me vino a la cabeza fue de todo menos bella, pensé en mondinga, gandinga, placentas, vejigas, esfínter y suturas. Porque yo de las matrices de ella sé lo mismo que de promesas de castidad. Por lo tanto me limité en la respuesta y dije "ajá". Pensé en decir "whatever" pero estoy en una desintoxicación de mujeres busca maridos de la escuela de derecho, por lo que obvié la clichosa palabrita en inglés.

Luego de un breve intercambio a través del grillete electrónico-moderno cuadré con mi amiga tres o cinco chistes más y “colgamos”…

El día estaba bello, escuchaba las personas peleando por estacionamientos frente a mi casa y yo, con una vagancia entre cuero y carne, no me salía de la cama. Ese week-end dormí casi las 48 horas ¡valga por los desvelos, malas noches y sexcapadas!

Cuando me cansé de descansar, te llamé.

Hacían varios días que no hablábamos; yo había reservado dos boletos para la primera función del octavo sison de Teatro Breve, y como sé que te gusta [porque te estrené en ello] te di un call.

Y me dijiste: - “Gracias, claro que me encantaría ir contigo pero, ya me regalaron boletos y me vienen a buscar.”
“Ah, ok” –dije y colgué.

Reconozco que me tomó varios minutos recomponerme, sobretodo del “me encantaría” ¡como detesto el futuro condicional!

Anyways, era temprano.

Y te llamé, bueno, la primera vez la llamada no entró así que, lo intenté otra vez. Esta vez contestaste:
-“¿Qué es la qué? ¿Qué hay hoy?”, preguntaste.
- “TB”, dije.
- Y tu respuesta con lluvia de estática fue: “Ah coño, está cool pero no puedo, estoy en California”…
-“Sí, desde allá es difícil que llegues a tiempo, hablamos después, bye”, balbuceé y colgué.
Esta vez me tomó menos tiempo recomponerme, me quedaba menos tiempo para encontrar con quien ir.

Y te llamé. Por poco te mueres, lo escuché en tu voz.
-“¿Y ese milagro”-dijiste.
-“Yo creo en Dios” – contesté.
Y te expliqué y bla, bla, bla y estabas de guardia…en tu casa pero, de guardia y no podías meterte en el sótano de un teatro porque algún paciente podría morir y serías el responsable de que un veterano muriera en la guerra de la salud.

Y así fue como apareciste. Tú, quien desde el principio imaginé que no podrías acompañarme. Aun así, me llevaste de la mano al baño, probaste el agua por mí para que no me quemara y me estregaste la espalda. Tus dedos sobre mi cabeza ¡qué rico! Me llenaste la bañera de espuma, me serviste cava y prendiste velas. Me mojaste y secaste.

Luego, me vestiste…una a una escogiste las piezas de ropa. Me metiste en el mahón, me abrochaste la camisa y me sentaste sobre la cama. Ahí, me perfumaste, peinaste y maquillaste.

Antes de salir, escogiste mis zapatos y los amarraste por mí…porque si no lo hacías tu, nadie lo haría, porque querías esos zapatos y esos me puse.

Así, prendiste el carro y me llevaste.

Cuando llegamos, ella no te vió, entraste sin boleto y te sentaste a mi lado.

La función comenzó.

La noche fue de las dos.

Y comprendí que el 10-10-10 sí es como una matriz...

No hay comentarios: