
Tengo una amiga que tiene una prima que dice que vivió un amor a destiempo. Cuenta mi amiga –la que tiene la prima- que destiempo; aunque parezca tonto, es cuando dos personas se conocen antes de tiempo. Le dije a mi amiga que le dijera a su prima que eso no es posible.
El diccionario, que sólo falla cuando nos da la gana, esboza que destiempo es “algo” (no dice qué) fuera de tiempo, sin oportunidad.
¿Será el amor una de esas “cosas”? Sugiero que no.
Hace tiempo atrás, tanto que he perdido la cuenta, creí –como la prima de mi amiga- que había conocido a alguien a destiempo. Las condiciones –le dije- no son las idóneas y así, como cuando Susan dice que “shueve o no shueve” predije un aguacero de lamentos, desengaños y reproches. Del saque y con la bola en mi cancha, pronostiqué un huracán de desavenencias, líos y peleas. Yo, sabía que no funcionaría, que no era el momento. Pero, me dejé ir por un coleccionista de relojes. Y nos envolvimos -como guanimes de Guavate- y nos comimos...por mucho tiempo.

Y eso cambió.
Y le repetí “ves, es el destiempo”.
Y me fui convencida que mi reloj universal estaba dañado, que el calendario era mi enemigo y que las agendas no son de dios.
Y salí empeñada en calificar lo sucedido, en ponerle nombre y apellido, estaba emperrada…necesitaba validar que el tiempo me había traicionado…
Y no lo logré.
Y miré atrás y lo vi.
Vi que juntos
habíamos
reído y llorado
corrido y caminado
besado y babeado
jadeado y callado
Entonces; comprendí que lo habíamos logrado, que habíamos creado nuestro propio mundo de fotografías, de esas… de las blancas y negras como las de aquel archivo general que recorrimos riendo, de esas… de las borradas por complicidad como las que hemos tomado y luego decidido guardar en el corazón.
Y entendí que el coleccionista, siempre tuvo razón. Que los muchos relojes que guarda en la cajita de madera no son “amorómetros” que sólo dan la hora, los minutos o segundos de la vida artificial…que el tiempo es un invento para llegar a la oficina, al trabajo y mortificar a Morfeo cuando nos abraza de madrugada.
Y me gocé…una vez más
cada una de las veces que
reímos y lloramos
corrimos y caminamos
besamos y babeamos
jadeamos y callamos
Me gocé todo lo que a nuestro ritmo, sin tic-tac suizo y con tun-tun boricua vivimos.
Y así, reafirmo que la prima de mi amiga se equivoca…que el destiempo no existe, que conoces a quien conoces a tiempo, con ritmo y sincronía…que bailas al son que te toquen…y esto, prima de mi amiga, se llama vida.
